6 datos clave para ver la nueva película Nosferatu
09 enero 2025 3:29 pmPor Diego Hidalgo
Periodista dedicado a la difusión cultural. Ha colaborado en distintos medios de comunicación, diarios y revistas digitales, cubriendo literatura, cine y música.
Previo a lanzarte a ver la película de horror de la que todos hablan, comparto aquí algunos datos clave que te ayudarán a apreciar mejor la nueva versión de Nosferatu (2024) en manos de Robert Eggers. Ya sea que quieras disfrutarla con una mirada más informada o simplemente entender un poco más sobre el origen de este icónico personaje de horror que demuestra cómo la figura del vampiro ha sobrevivido no solo por saciar su sed de sangre, sino también gracias a la manera en que la cultura, el cine y la literatura han sabido adaptarlo a diversas épocas y formatos. Empecemos.
Primero
Remontarse a los orígenes del mito del vampiro no es tarea sencilla. Este ser, que la RAE define como un “espectro o cadáver que, según ciertas creencias populares, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos”, ha existido, de una u otra forma, en casi todas las culturas y épocas de la humanidad. Sin embargo, la imagen del vampiro que domina la cultura pop, así como su representación en la literatura y el cine, tiene sus raíces en el folclore europeo, moldeado por la influencia del cristianismo y el Romanticismo. Sin duda, Drácula (1897), de Bram Stoker (1847-1912), es la obra que más ha definido nuestra concepción moderna del vampiro, convirtiéndolo no solo en un reflejo metafórico de los miedos humanos sobre la muerte, sino también en una representación del temor de una aristocracia decadente frente a los tabúes sexuales de la época victoriana.
Segundo
En 1922, el estreno de Nosferatu, dirigida por el alemán F. W. Murnau (1888-1931), generó una gran controversia, ya que fue una adaptación no autorizada de Drácula. Los productores, al no conseguir los derechos, optaron por alterar nombres, escenarios y otros aspectos de la historia original, pero las semejanzas con la novela fueron tan evidentes que los herederos de Bram Stoker demandaron a los creadores. Como resultado, muchas copias de la película fueron destruidas, aumentando su aura de misterio y su estatus de culto en la historia del cine.
Tercero
La trama de la película gira en torno a Hutter, un agente inmobiliario que es enviado a un remoto castillo en los Cárpatos para cerrar un negocio con el excéntrico conde Orlok. Todo se vuelve una pesadilla cuando descubre que este es en realidad un vampiro milenario. Orlok, obsesionado con Ellen, esposa de Hutter, se traslada a Bremen esparciendo terror, muerte y caos en la región. Pero solo Hellen es quien tiene el poder de detenerlo. Demás está decir que la película para la época es revolucionaria. Una obra valiosa del cine mudo de los años 20 y una pieza fundamental para el desarrollo del cine de horror, que, además, está disponible en YouTube.
Cuarto
Con la intención, o no, de eludir los derechos de autor, la creación de Orlok marcó una reconfiguración radical del arquetipo del vampiro, rompiendo con la imagen seductora, aristocrática y romántica popularizada por el conde Drácula. Con su rostro cadavérico, orejas puntiagudas y colmillos de rata, Orlok, lejos de atraer, genera repulsión y simboliza miedos colectivos como las epidemias y las invasiones extranjeras. Esta representación no solo renovó la figura del vampiro, sino que también demostró cómo las obras pueden transformarse y adquirir nuevos significados, abriendo así otras perspectivas dentro del género.
Quinto
Décadas después, en 1979, el destacadísimo director alemán Werner Herzog (1942) reinterpretó esta historia con Nosferatu, el vampiro (también disponible en YouTube), añadiendo una visión más poética y existencialista. Allí, el conde, que es llamado Drácula, pero tiene la apariencia de Orlok, no solo encarna el horror, sino también una figura trágica, atrapada en su propia maldición: “La ausencia de amor es el dolor más abyecto”, reflexiona este vampiro, consciente de su desoladora condena, agregando profundas observaciones sobre la soledad.
Sexto
Más allá de las críticas elogiosas, y otras no tanto, que ha recibido la nueva Nosferatu (2024), dirigida por Robert Eggers (1983), considerado por muchos uno de los mejores cineastas contemporáneos de horror —conocido por La bruja (2015) y El faro (2019)—, lo destacable es que Eggers asumió el reto de innovar con una obra que, en dos ocasiones, dejó huellas entre los cinéfilos, gracias a los distintivos sellos de sus respectivos directores. Su enfoque, al tomar una historia que ya ha sido marcada por el estilo único de Murnau y Herzog en diferentes épocas, mantiene la esencia del mito, pero se arriesga, también, con nuevas perspectivas y desarrollos de personajes. Todo acompañado de un altísimo nivel fotográfico e interpretativo que reafirma que hay historias que funcionan como fuentes inagotables de inspiración cinematográfica.