Exposición: Rapa Nui, la editorial amiga de la infancia
14 junio 2023 12:21 pmPor Carolina Illino
Periodista con experiencia en instituciones culturales y medios de comunicación impresos y digitales. A través de los nuevos formatos, se empeña en revivir maneras analógicas de conectarnos.
Recorrimos esta muestra de la Biblioteca Nacional junto a Claudio Aguilera, uno de sus curadores, quien nos contó sobre los originales que dieron vida a la muestra y a esta editorial creada en 1946, en la que nacieron Papelucho y La Porota, entre otros libros que las niñas y niños siguen leyendo hasta hoy.
«Una de las cosas más bonitas de trabajar con este tema, lo que yo llamo patrimonio gráfico —que tiene que ver con la ilustración, con el afiche, con las revistas también, con las visualidades de la edición— es que conectan a las generaciones. Muchos de los libros de Hernán del Solar que hizo para Rapa Nui, como La Porota y otros, siguen leyéndose en los colegios actualmente, y qué decir de Papelucho. Se da una experiencia de emociones que es muy bonita de ver, no es solamente la gente que les parezca maravilloso el dibujo, sino que también reconoce algo de su vida en estos libros, y para mí ese es el sentido de hacer patrimonio gráfico, nos identifica de alguna forma a todos», comenta Claudio Aguilera, jefe del Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional, quien junto al investigador y escritor Manuel Peña Muñoz son los curadores de la exposición «Rapa Nui, la editorial amiga de la infancia», que se inauguró para el Día del Patrimonio.
La muestra nace a partir de la donación de originales hecha por la sobrina de Francesc Trabal, fundador de la editorial junto a Hernán del Solar, quien a su vez fue quien escribió la mayoría de los libros publicados, ya que en esa época los escritores se resistían a la literatura infantil. «Rapa Nui fue la primera editorial para niños pero no es que no hubiera libros para niños, pero no eran muchos tampoco, por los costos, quizás también por el interés que despertaba en los propios escritores hacer libros para niños en Chile; pero sí era una sociedad lectora, que daba mucha importancia a que los niños leyeran, todo esto tiene que ver también con las políticas educacionales, de creación de bibliotecas, entonces hay un interés de que existan libros y revistas para niños a disposición».
¿Dónde se encontraban los libros de Rapa-Nui en ese entonces?
Ellos tenían club de lectura, estaban en bibliotecas, en librerías, se distribuían a todo Chile a través de Zig-Zag, probablemente a través de agentes que le vendían a las librerías, o de despacho también. Muchos de los libros se compraban y tú mandabas una estampilla y eso era como pagar el correo y te lo mandaban de vuelta. Y una de las cosas interesantes también que yo me he dado cuenta coleccionando estos libros es que muchos eran regalos, dicen “para mi querido sobrino en su cumpleaños número 10, con mucho cariño, tu tía” o eran premios que los niños recibían por haber sido mejor alumno o que se ganaban en un concurso por haber participado. El libro tenía un valor y era coleccionado y era apreciado. Yo creo que eso también es interesante, porque Francesc Trabal tenía una visión un poco más completa y compleja de este ecosistema de la lectura de la infancia. Para él era importante que los libros tuvieran una mediación y tuvieran espacio de difusión más allá del propio libro, entonces él creó una radio, tenía el sueño de hacer periódicos para niños, le parecía importante que no solo existieran estos libros y yo creo que eso también fue bastante pionero.
¿Cuántos libros se hacían?
Mira, acá dice (en una carta exhibida): «de cada título hacemos 10 mil ejemplares».
¡Hartos!
Eran los tirajes de la edición en esa época, piensa que una revista como El Peneca llegó a tirar 250 mil ejemplares, entonces en realidad la difusión no tiene nada que ver con lo que hoy día se hace; no sé si puedo compararlo, pero en el libro había una cadena importante.
Manuel Peña Muñoz resguardó esta colección con 300 originales de Rapa Nui. «Están por ejemplo las portadas de algunos de los libros, eso es muy valioso e interesante de ver, tres portadas completitas con cada uno de los detalles, como se hacían en esa época, todo dibujado, todo pensado, los logos a la orilla, la tipografía, todo hecho a mano, y están acá conservados después de 70 años. En algunos casos hay libros que están completos, o sea todas las ilustraciones. En el caso de Elena Poirier, de La Porota están todos los 36 dibujos que hizo. El primer Papelucho se publicó en esta editorial porque ganó un concurso de la editorial; también hay originales de Yola Huneeus, que es la hermana de Marcela Paz, no de Papelucho pero sí de otros proyectos que hizo, y mucha gente se reía porque le encontraba la cara igualita a Papelucho. Y es verdad, siguió haciendo una especie de Papelucho».
Además de las ilustraciones originales, en esta colección también había inéditos. «La editorial duró del año 1946 al 1951 y quedaron proyectos sin hacer, habían hecho maquetas de varios proyectos interesantes, vinculados a la música por ejemplo, ilustrar Arroz con leche y otras canciones para hacer libros, algo súper pionero que no existía en esa época. Para esta exposición recuperamos uno de esos inéditos, todo el libro, que es una serie de dibujos hechos por Coré para un libro que tenía la portada y todo, se llamaba Rapa Nui pintor, si descargan un QR que está en la muestra, pueden descargar todo el libro. De alguna forma electrónicamente editamos un libro inédito de Rapa Nui».
¿Cómo fue el trabajo con Manuel?
Llevamos trabajando mucho tiempo, él además guardó durante 10 años esta colección, así que la conoce muy bien, hace mucho tiempo que se ha dedicado a coleccionar libros de Rapa Nui, a escribir, a leer, entonces nos complementamos muy bien porque yo me he dedicado más a la historia de los ilustradores que participaron en la editorial y él más al análisis de los textos. Estamos preparando un libro que va a salir por Ediciones Biblioteca Nacional sobre la historia de esta editorial, y yo creo que va a ser un rescate importante también de esta colección y del aporte que hizo Rapa Nui a la literatura infantil chilena. Está bien avanzado y debería salir durante este año.
¿Cuál es la idea de la infancia que tenía Rapa Nui?
Yo creo que Rapa Nui en ese sentido fue bien pionero también, porque cuando uno lee y ve hay una especie de corte o cambio de lo que se estaba haciendo antes. Habían muchos —no todos, pero muchos— libros muy pedagógicos, muy centrados en los valores, en la moraleja, en guiar niños por un buen camino, y las ilustraciones también… a mí me encanta Coré, me encanta Elena Poirier, pero su idea de la infancia es un poco más cerrada en el sentido de una fantasía más bucólica. En cambio la ilustración de Rapa Nui es una ilustración moderna, en el sentido de que los personajes son mucho más vibrantes, son más dinámicos, no es una ilustración totalmente cerrada como la que se hacía antes, sino que deja espacio para el boceto, para la ironía en el dibujo, para otras formas pictóricas también que pueda haber en la ilustración; no es un solo tipo de ilustración sino que hay una amplitud de formas de ilustrar. Y en cuanto a los textos hay mucho humor también, hay mucha ironía, hay misterio, hay libros policiales para niños, títulos que juegan un poco con la provocación, que llaman la atención. Son formas de textos mucho más libres, que le dan mucha más importancia a la literatura y a las historias que a lo pedagógico y al aprendizaje, y de hecho eso encaja muy bien cuando uno piensa en Papelucho; es un cambio también, da una voz a la infancia mucho más centrado en el humor, en la picardía, en otras maneras también de hablar desde la infancia. Rapa Nui capta a un niño de la época, a un niño mucho más aventurero, que le gusta hacer diversas cosas, que es risueño, que tiene fantasías, pero también que se divierte.
Avanzando por la exposición, Claudio destaca: «Acá también de algunos personajes interesantes como Darío Carmona era un artista vinculado a las vanguardias españolas y fue el secretario de Pablo Neruda cuando se armó el Winnipeg, y hay libros también de Roser Bru y eso también es interesante de Rapa-Nui, que fue una editorial muy cosmopolita, muy abierta a los migrantes de la guerra civil española pero también de quienes escapaban de la Segunda Guerra Mundial, como Hedi Krasa, los hermanos Di Girolamo —Claudio, Paolo y Vittorio— hicieron libros. Como forma de trabajo esta apertura al mundo es algo muy pionero».
¿Alguna otra particularidad de Rapa-Nui?
En la ilustración de los años 40, 50, 60 eran casi puros hombres, la excepción era Elena Poirier, pero en Rapa-Nui hay muchas más mujeres; el porcentaje de mujeres que trabaja en Rapa Nui es mucho más alto que el porcentaje de mujeres que trabaja en toda la industria, entonces también es bien interesante que no solamente hay una apertura hacia el mundo en el sentido de recibir ilustradores de distintos lugares, sino también le da un espacio a las mujeres. Está la Yola Huneeus, Roser Bru, Hedi Krasa, Elena Poirier, mucho más de lo que había en otros espacios. Y puede ser, por qué todo eso, porque Francesc Trabal venía de Barcelona que era un polo editorial importante, que había trabajado en ediciones donde había grandes ilustradoras.
¿Las demás editoriales de la época hacían libros para recortar?
Se hicieron, pero un poco después, yo creo que hacia fines de los años 40 y sobre todo a principio de los 50, fue Zig-Zag que tomó esta idea y la desarrolló muchísimo.
«De alguna forma es la cocina de una editorial, porque cada uno de estos dibujos tiene indicaciones de tamaños, de esta relación entre ilustrador y editor. Sinceramente no creo que haya una colección tan grande vinculada a una editorial histórica en Chile. Si bien ha habido esfuerzos, el trabajo que ha hecho Isabel Molina con Quimantú, o Felipe Reyes con Nascimento, todo eso hay que ir recogiéndolo de distintas partes, en cambio acá con Rapa-Nui está condensado y eso es casi milagroso; el hecho de que Francesc Trabal lo haya guardado, se lo haya pasado a su sobrina, ella lo haya guardado 50 años y se lo haya pasado a Manuel Peña… justo cayó en las manos adecuadas para que eso llegara a la Biblioteca Nacional y hoy día sea patrimonio de todos los chilenos y chilenas».
La exposición Rapa Nui, la editorial amiga de la infancia estará abierta en la Biblioteca Nacional hasta fines de 2023, y tiene visitas guiadas todos los viernes a las 13 horas. En la Biblioteca Nacional Digital, además, se pueden revisar los originales digitalizados de la colección.
«Rapa-Nui capta a un niño de la época, a un niño mucho más aventurero, que le gusta hacer diversas cosas, que es risueño, que tiene fantasías, pero también que se divierte».