El documental que sigue el retiro de Miyazaki
26 diciembre 2024 4:09 pmPor Diego Hidalgo
Periodista dedicado a la difusión cultural. Ha colaborado en distintos medios de comunicación, diarios y revistas digitales, cubriendo literatura, cine y música.
Con la entrañable cinta El niño y la garza (2023), Hayao Miyazaki anunció su despedida como director de cine de animación: “esta vez es verdad”, comentó el autor esbozando una sonrisa, haciendo referencia a las veces anteriores en las que había anunciado su retiro. Fundador y alma creativa del legendario Studio Ghibli, Miyazaki, tras dejar una huella imborrable con obras como Mi vecino Totoro (1988) y El viaje de Chihiro (2001), culminó su carrera con una obra quizá más compleja, profunda y bella, que le permitió ganar su segundo Óscar a los 83 años.
Como para darse una jornada imperdible frente a la pantalla, en Netflix no solo está disponible su última película, sino que además acaba de estrenar Hayao Miyazaki y la garza (2024), un emotivo documental dirigido por Kaku Arakawa que sigue al legendario director japonés mientras lidera a un equipo de talentosos creadores y dibujantes que, durante siete años, trabajaron meticulosamente en una película cargada de detalles, dando forma a una animación extraordinaria.
El documental ofrece un retrato íntimo de Miyazaki, mostrando sus obsesiones, sus rutinas de trabajo, su día a día y la calidez con la que respondía a los niños que lo saludaban efusivamente, conscientes de que aquel anciano había dado vida a muchas de sus películas favoritas. El espectador se adentra así en la titánica travesía de varios años de trabajo, cuyo objetivo era nada menos que dar forma a la obra final de uno de los más grandes maestros de la animación.
La cinta, además, transmite el flujo de ideas que circulan por la mente del autor japonés respecto a lo que significa ser un director de cine, conclusiones a las que le cuesta llegar mientras enfrenta diversas dificultades creativas y filosóficas para finalizar El niño y la garza. Estas reflexiones en torno a su carrera se entrelazan con los vínculos afectivos que creó con sus colegas, otros grandes maestros que lo acompañaron a lo largo de su trayectoria. Con ellos colaboró en clásicos inolvidables y los homenajeó usándolos como inspiración para la creación de sus personajes.
Sin ir más lejos, Toshio Suzuki, su productor, amigo y personaje fundamental en el documental, inspiró la creación de la garza en El niño y la garza. Por su parte, la fallecida Michiyo Yasuda, diseñadora clave del Studio Ghibli, inspiró a la entrañable Kiriko de la misma película. A partir de ahí, emerge en esta obra algo tan recurrente en la vida y obra de Miyazaki: la muerte.
En el documental se percibe cómo la generación de Hayao Miyazaki enfrenta sus últimos años de vida, situación que marcó profundamente al director durante el rodaje. Podemos ver, por ejemplo, cómo la muerte de Isao Takahata (1935-2018), uno de sus compañeros más cercanos e influyentes, lo afectó de manera notable durante el rodaje. Takahata, creador de obras emblemáticas como Pompoko (1994) y Recuerdos del ayer (1991), compartió con Miyazaki una relación compleja de amor y rivalidad, pero siempre con un profundo lazo de compañerismo. Fue él quien lo desafió a desarrollar El niño y la garza, convirtiendo su estreno en un homenaje que adquirió para Miyazaki un significado especial.
Hayao Miyazaki y la garza es un archivo no menor para la historia del cine, que registra las profundas reflexiones del gran creador en el transcurso no solo de su retiro, sino también de la última etapa de una generación de genios que revolucionaron el cine animado japonés, llevándolo a una relevancia mundial. Un documental valioso que, además, posee una cinematografía muy creativa que invita a revisitar con una nueva óptica las memorables películas del Studio Ghibli.
El espectador se adentra en la titánica travesía de varios años de trabajo, cuyo objetivo era dar forma a la obra final de uno de los más grandes maestros de la animación, Hayao Miyazaki.