Recoleta: audiolibros leídos por la comunidad
08 junio 2023 11:07 amPor Carolina Illino
Periodista con experiencia en instituciones culturales y medios de comunicación impresos y digitales. A través de los nuevos formatos, se empeña en revivir maneras analógicas de conectarnos.
Surgió como una inquietud de la comunidad y, después de un par de años de un proyecto más artesanal, la Biblioteca Pedro Lemebel de Recoleta comenzó a grabar audiolibros narrados por voluntarios capacitados, en cabinas de calidad profesional.
La esquina es mi corazón, de Pedro Lemebel, fue el primer audiolibro que empezaron a grabar en las cabinas de grabación profesional instaladas en diciembre del 2022. «Lecturas que corrían sombras» es el nombre del proyecto que desde la Biblioteca Pedro Lemebel de Recoleta postularon a un Fondo del Libro y la Lectura del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio con el que obtuvieron 27 millones de pesos para la sala de grabación y una cabina para escuchar los audiolibros, instalada en un antiguo huevo del Teleférico del Cerro San Cristóbal, recuperado y restaurado.
Cada libro es grabado por tres narradoras, que llegaron de una convocatoria abierta realizada por la biblioteca. «El grupo actual fue convocado poco antes de la pandemia, sin saber lo que vendría. Parte importante de este trabajo se realizó desde sus casas con acompañamiento desde la biblioteca. Es un grupo heterogéneo de personas con y sin experiencia previa en la narración oral, distintas edades, desde actrices, diseñadoras, músicos, dueñas de casa; todas tienen en común que tienen un estilo de lectura en voz alta compatible con la grabación de audiolibros y querer apoyar a que personas con discapacidad visual puedan leer», nos contó Pablo Jara, encargado de proyectos de la Red de Bibliotecas Públicas de la Corporación Cultural de Recoleta.
Las voluntarias y voluntarios fueron capacitados para poder desempeñarse en tríos, donde una persona lee, otra graba desde el equipo y otra escucha y corrige. Para capacitarse, voluntarias y voluntarios se dividieron en grupos dependiendo de su especialidad en: narradores, sonidistas, revisores y facilitadores. «Las capacitaciones se diseñaron en conjunto con aquellas voluntarias con mayor experiencia en el área y que consideramos como grupo de facilitadores. A modo de ejemplo, podemos señalar para narradores: aspectos de salud de la voz, respiración, volumen y generalidades sobre la emisión vocal; para los sonidistas: aspectos básicos del software y recomendaciones para las nuevas grabaciones en este formato específico cuyo destinatario serán personas con discapacidad visual; y para los revisores: orientaciones para comunicar de mejor manera si el audiolibro grabado corresponde con el texto impreso».
El proyecto de grabar audiolibros había comenzado en 2018, aunque de manera más casera: «nos involucramos en un proyecto EDLI (Estrategia de Desarrollo Local Inclusivo) del SENADIS en conjunto con la Oficina de Inclusión de la Municipalidad de Recoleta para comprar los primeros equipos, mucho más artesanales que el que tenemos actualmente, logramos de todas formas iniciar el proceso de grabación de audiolibros con asesoría profesional interdisciplinaria para poder avanzar, una actriz, un editor especializado en audiolibros para ciegos, asesoría jurídica por el tema de derechos de autor con la abogada de la Corporación Cultural de Recoleta de ese momento, y una estudiante con experiencia en grabación de audiolibros para personas con discapacidad visual».
Antes de obtener el fondo que les permitió armar las cabinas de grabación profesionales con las que cuentan ahora, ya habían grabado ocho libros y más de cuarenta relatos. Sobre el origen del proyecto, José Luis Moncada Campos, de la Red de Bibliotecas Públicas de Recoleta, contaba en encuentro virtual nacional de Bibliotecas Públicas, transmitido a través de YouTube: «Para nosotros es primordial relacionarnos con la comunidad; somos una red de bibliotecas extramuros, extra mesón, no estamos detrás del mesón sino que estamos adelante del mesón, y desde esa relación con la comunidad surgió una necesidad de personas que no tienen visión, ciegas y personas con problemas graves de capacidad visual porque no tenían cómo acceder a los libros que querían leer».
«Cuando iniciamos la adquisición de material bibliográfico inclusivo el año 2016, un dirigente de la Asociación de Terapeutas Ciegos nos señaló los referentes que podríamos utilizar al respecto, y nos realizó una serie de orientaciones que continúan hasta hoy. Respecto de los referentes institucionales, principalmente la Biblioteca central para ciegos, de cuyos usuarios hemos logrado bastantes aprendizajes para incorporar dentro de este servicio», detalla Pablo Jara sobre los referentes que tenían cuando comenzaron.
¿Los audiolibros estarán disponibles para préstamo a domicilio o solo para escuchar en la cabina del teleférico?
Son distintas modalidades y todo depende de los derechos de autor. Tenemos una colección de audiolibros en formato CD comprada con derechos de autor que está disponible para la cabina del teleférico y para todos los usuarios. Junto con lo anterior, todas las grabaciones realizadas con textos que tienen liberación de derechos de autor para ser difundidos en formato audiolibros pueden ser difundidas en todos los soportes incluyendo el teleférico.
Para aquellos libros solicitados por personas con discapacidad visual y que tengan restricciones de derechos de autor para estos fines, solo pueden ser entregados a ese usuario en particular y debe ser realizado por vía de la Oficina de inclusión de la Municipalidad de Recoleta.
¿Qué ha significado para la biblioteca este proyecto?
Un aprendizaje importante respecto de la inclusión de nuevas usuarias y usuarios, un saber respecto de los tiempos de la comunidad de voluntarias que son distintos a los tiempos laborales, y sin duda enriquecernos con una experiencia concreta que ayuda a incluir a personas que tienen pocas alternativas de acceder a información a libre voluntad.
«Este proyecto ha sido (…) una experiencia concreta que ayuda a incluir a personas que tienen pocas alternativas de acceder a información a libre voluntad».