«Cuchillos», de Andrés Kalawski
30 octubre 2023 4:49 pmPor Joaquín Saavedra
Licenciado en Literatura y en Estética. Ha escrito reseñas y criticas literarias en medios digitales y es parte de Editorial Cuneta, colabora con el Cine Arte Alameda y participa de la banda musical Paracaidistas.
Del teatro a la novela, Andrés Kalawski nos trae su primer trabajo como narrador con el libro “Cuchillos” (Laurel, 2023). Una novela corta que describe una sociedad distópica controlada por un orden imperceptible que los mismos sujetos terminan avalando y reproduciendo.
Del teatro a la novela, Andrés Kalawski nos trae su primer trabajo como narrador con el libro titulado Cuchillos, publicado por la editorial Laurel este 2023. El relato se basa en una sociedad posapocalíptica, referenciada en el marco actual del Chile en el que vivimos, que se manifiesta como una especie de metáfora sobre los mecanismos de control y alienación de los seres humanos. Bajo este escenario, se encuentran Mario y Elena, protagonistas de esta historia, los cuales se verán enfrentados a la autoridad, la pobreza y la falta de esperanza que los llevarán a escapar y buscar nuevos horizontes.
A través de un estilo simple, cargado de frases cortas y un lenguaje cotidiano con bastantes chilenismos, Kalawski logra construir un imaginario político, cultural y estético diferente al de la sociedad occidental al que estamos acostumbrados; una especie de 1984, pero sin una lógica visible o entendible de buenas a primera. Esto se puede ver en la organización de las jerarquías y las implicancias en los salarios y capital cultural que ciertos empleados tienen en la escala de la estructura social. Por ejemplo, los guardias, que realizan el mismo papel de la policía que conocemos, son parte de los altos mandos de la comunidad, así como también los son los cocineros que se preocupan de la base alimenticia. Aparte de estas dos funciones homologables a nuestra realidad, están los durmientes, los cuales hablan mientras pernoctan desprendiendo un enigma posiblemente significativo para el desarrollo e interpretación del libro:
A los durmientes les debemos muchas cosas. El sistema de comunicaciones basado en las perturbaciones de la armonía tonal y también cosas que parecen menos importantes pero son bonitas, como los tapices con gallos bordados en oro que se usan para despedir a alguien cuando se muere.
Este grupo sería fundamental para que la sociedad exista ya que pareciera ser que sus revelaciones son parte de una base espiritual y fundacional. Sin embargo, este aporte parece no tener ninguna utilidad real más que ser estudiado por otro grupo enigmático que también goza de mayor importancia: “Los escritores citan, resumen, parafrasean, traducen las palabras de los durmientes. Han probado inventarlas ellas mismos y la diferencia es enorme, imposible de disimular”.
La verdadera función, tanto de los durmientes como la de los escritores, parece ser el hecho fundamental de la existencia de esta sociedad. Sin embargo, este acto no se explica del todo, por lo que termina pareciendo ser parte de un mecanismo de alienación que hace prevalecer la calma y la inactividad de los miembros de la comunidad ante una falsa profecía. Los escribientes traducen lo que pudiese ser un secreto, pero este no logra tener mayor connotación, lo que nos hace pensar que solo es un acto de entretención en este imaginario vacío de significado.
Mario y Elena viven de alguna manera como si fuesen esclavos y, aunque no se vea una mayor reflexión sobre eso, sí se nota la disconformidad en sus vidas. En un momento, sin explicación, matan a un guardia y huyen para no sufrir las represalias. En este escape, los personajes remontan en las afueras del territorio dominado, el cual está en medio de una naturaleza tempestuosa todavía más ruin de la que se encontraban antes. Ninguno de estos sucesos tiene un sentido preciso. Los hechos pasan, pero nada se explica y ni siquiera los protagonistas parecen entenderlo.
A fin de cuentas, esta novela corta nos muestra solo una parte de este mundo imaginario y su sociedad controlada por un orden imperceptible que los mismo sujetos terminan avalando y reproduciendo. El imaginario que crea Kalawski es incoherente, sin embargo, tiene una verosimilitud debido a lo funcional y armónico del extraño sistema operante. Que nada se explique, tiene que ver con la idea de la alienación de los individuos y el control absoluto por parte de la autoridad dominante. El Santiago expuesto en el libro es una distopía que sucede en un futuro en el que el humano fue coartado de su libre pensamiento para quedarse con lo básico: sobrevivir y existir sin conciencia ni reflexión.
El cuchillo, que le da el título al libro, se presenta como un elemento fundamental ya que sirve para cocinar, ejercicio principal de nuestra fuente de vida, y a la vez para ser empleado como un arma, lo que lo vincula con la violencia y la muerte. En este texto podemos encontrar una clara estructura de control en el que los individuos y sus propias vidas importan menos que la intención de este corpus totalitario imperceptible en niveles políticos, estéticos y culturales.
Los durmientes hablan espontáneamente mientras duermen o justo al despertar. Nadie les pregunta nada a los durmientes. No opinan sobre lo que dicen porque no saben nada.